Estambul, con una población cercana a los 15 millones de habitantes tiene un sin fin de monumentos, bazares, mezquitas y otras muchas cosas que ver. Es de esas ciudades que enamora y por la cual haces una muesca en la libreta apuntando que tienes que volver algún día con más tiempo y verla de nuevo, pero más tranquilamente.
¿Y por qué? Por muchas razones, como por ejemplo que es la única ciudad del mundo que está dividida entre dos continentes, porque ha sido capital de tres imperios diferentes a lo largo de la historia y porque los años la han tratado muy bien y ha conservado sus más grandes tesoros en un perfecto estado.
Mezcla de oriental y mezcla de occidental hacen de Estambul una ciudad única, en la que te puedes perder en sus bazares mundialmente conocidos o caminar entre la zona más nueva, que en nada se diferencia de una gran capital centroeuropea. Así que tu elijes lo que quieres ver, porque tienes para todos los gustos.
Pero estamos aquí para hacerte una selección de lo más importante, o quizás lo más impactante de esta deslumbrante ciudad que se ganará un hueco en tus recuerdos.
Estambul en 4 días.
El Gran Bazar
Construido en el siglo XV, lo visitan diariamente cerca de 400.000 personas. Con una superficie de aproximadamente de 45.000 metros cuadrados contiene una cantidad ingente de mercancías de todo tipo y para todos los gustos. Es distinto a los bazares de países no tan occidentalizados por lo que puedes pasear más libremente entre sus calles totalmente cubiertas. Te sentirás abrumado al penetrar en un mercado de esas dimensiones. ¡No se acaba nunca!
El Bazar de las Especias
2 siglos más nuevo y bastante más pequeño que el Gran Bazar, pero en cambio mucho más especializado. Es el lugar perfecto para adquirir todo tipo de especias y frutas y frutos del país. También tiene una amplia selección para los amantes del té. Es espectacular ver kilos de especias en cestos al alcance de la mano con los colores tan vivos e intensos que tienen.
Museo de Santa Sofía
No siempre fue un museo, sino que fue una basílica y posteriormente una mezquita. Como la mayoría de los edificios religiosos de este calibre, es digno de admirar por su riqueza, que en esta ocasión nos permite encontrar fusionado el arte cristiano y musulmán en el mismo edificio. Un regalo para la vista.
Palacio de Topkapio.
Si hay algo esencial que ver en Estambul, es este palacio. Residencia de generaciones de sultanes y sus harenes con sus muchas esposas, refleja todo el esplendor que llegó a alcanzar la capital. Una colección de exhuberantes jardines y las excepcionales vistas sobre el Cuerno de oro, el estrecho del Bósforo y el mar de Mármara hacen de él, junto con sus interiores, la mejor apuesta en toda la ciudad.
La Mezquita Azul
Llamada así por reflejo de los azulejos de Ifnik que cubren las paredes, esta es una de las pocas del mundo con seis minaretes y la única de Estambul. Alberga entre otras maravillas, como la gran cúpula central y sus 200 vidrieras, la tumba del sultán Ahmed I. Hay que recordar, que para visitar esta mezquita, hay que quitarse los zapatos al entrar y cubrirse los hombros si se llevan desnudos.
Las cisternas
Las cisternas ofrecen una vista excepcional del antiguo sistema del que gozaba la ciudad para su suministro hídrico. Construidas en el sigo VI, tienen 336 columnas que soportan el techo adornadas con bellas tallas, como la famosa Medusa con la cabeza invertida. Todo un espectáculo subterráneo que ha día de hoy se puede disfrutar tomando un refrigerio y escuchando música en vivo.
La Torre Gálata.
Construida en el siglo XIV por los genoveses, con sus 63 metros de altura goza de unas vistas privilegiadas sobre toda la ciudad. También es testigo de muchas historias entre las cuales se encuentra la del primer vuelo intercontinental, realizado por un hombre-pájaro a principios del siglo XVII. Si deseas conocer toda la magnitud de la ciudad, esta es tu parada obligatoria.
Iglesia de San Salvador de Cora
Es uno de los máximos exponentes de la arquitectura bizantina en la actualidad, aunque no está en el centro de la ciudad. Al igual que el actual museo Santa Sofía, primero fue iglesia, luego mezquita, y actualmente museo. Cabe destacar sus preciosos mosaicos y frescos.
Esto es solo la punta del iceberg que es la ciudad de Estambul, pero en caso de que tengamos poco tiempo para verla, nos podemos hacer una idea del esplendor que ha rodeado toda la vida a la ciudad. Es de mención obligada las vistas que ofrecen los restaurantes que hay debajo del puente de Gálata, donde están especializados en pescado recién capturado, y desde donde se puede observar el anochecer en el mar.
Y si quieres ver un vídeo de lo que vas a encontrar en esta emocionante ciudad…